Construido en primera persona, el relato revela una de las mayores lacras que acompañan a las sociedades patriarcales y subdesarrolladas: los matrimonios de niñas con hombres adultos. Bodas como la de Nojoud son moneda corriente en las zonas rurales de Yemen, Arabia Saudí, Afganistán, Pakistán, India, Bangladesh, Egipto o Irán entre otros países. Los responsables de esta atrocidad no sólo roban su infancia a miles de niñas cada año, sino que son además la principal causa de su falta de acceso a la educación. En Yemen, donde una cuarta parte de las chicas están casadas antes de cumplir 15 años, el 70% de las mujeres son analfabetas. Lo extraordinario del caso de Nojoud es que tuvo el valor de revelarse contra las violaciones y palizas diarias que sufrió durante casi dos meses. Aprovechó una visita a casa de sus padres en Sanaá, la capital yemeni, para acudir a los tribunales y pedir ayuda a un juez. La noticia dio la vuelta al mundo, lo que sin duda contribuyó a su final feliz, al menos por ahora.
Minoui, ganadora del Premio Albert Londres en 2006, pone su sensibilidad de periodista de clase al servicio de la pequeña yemení y le da voz para que sea ella quien cuente su tragedia. Usar la tercera persona hubiera ficcionalizado su historia, que es absolutamente real, pero que se parece tristemente a una ficción”, explica Minoui desde Beirut, donde reside en la actualidad. “Contar su historia a través de sus ojos fue la mayor dificultad de este libro”, admite. Para lograrlo, pasó “mucho tiempo en el tribunal, en cuclillas en el suelo, con el fin de vivir y sentir las cosas a su altura… comprender su angustia, y también captar mejor su coraje’. Algo que sin duda consiguió con un lenguaje directo y sencillo, en el que se intercalan el diálogo y el relato, pero en el que no falta la descripción de la sociedad yemení. “Cuando estaba con ella, me adaptaba a su programa de niña: jugábamos en el parque, hacíamos dibujos, nos sentábamos en casa con la familia, fuimos juntas a su pueblo…, y entre las dos hacíamos las entrevistas”, cuenta Minoui, que ha cedido todos los derechos de autor para financiar la educación de Nojoud. “También volví con ella a ver a todos los protagonistas de la historia: la abogada Shada, los jueces, la segunda esposa de su padre, el periodista Hamed del Yemen Times que reveló su historia”.
Su historia es también la de Arwa y Rym, dos niñas yemeníes de 9 y 12 años, respectivamente que, al tener noticia del divorcio de Nojoud, se animaron a seguir sus pasos. Y la de muchas otras qué aún no conocen sus derechos, pero que ojalá pronto puedan beneficiarse del debate que ha abierto en la sociedad yemení, e incluso más allá de sus fronteras. El pasado febrero, el Parlamento de Yemen aprobó una ley que establece en 17 años la edad mínima de matrimonio. Aunque las presiones de los sectores más ultramontanos han obligado a que sea revisada por un comité constitucional antes de su ratificación por el presidente, es un primer paso. Al menos se está hablando en público de un asunto que hasta ahora no merecía la atención por lo habitual y aceptado que estaba. Mientras tanto, la urgencia de ese cambio se ha hecho evidente a mediados de septiembre con la muerte en el parto de Fauziya Yusef. Tenía 12 años. En Arabia Saudí, la Comisión de Derechos Humanos se ha movilizado ante los últimos casos (entre ellos el de una niña de ocho años). También en Egipto, la ministra de la Familia, Mushira Jattab, ha lanzado una campaña contra una práctica que atrae a muchos árabes ricos a algunas de las aldeas más pobres. Ángeles Espinosa Babelia/ElPaís
Esta es una de las dos opciones que os propongo como libro de lectura para la 2ª evaluación dentro del Club de lectura. Para aquellas que no hayáis leído la obra es una buena recomendación. Nos acerca a una realidad diferente de la que podemos aprender mucho y que nos llegará la corazón. Quizá el día de mañana nos comprometamos con la causa y ayudemos a niñas como Noyud a salir adelante.
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